miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tiempo pasa...

El tiempo pasa, silenciosa y tranquilamente pasa, de forma indefectible para todos pasa.
Cada mañana llega y se va; y la noche aunque no como quisiera, llega siempre a la misma hora, algunas días se siente más que otros, algunos días llega junto a mi cama y se burla de mí y de mis lágrimas y de este sentimiento tan profundo del que únicamente es ella testigo.
Y luego se va callada, de la misma forma en que llegó y únicamente me doy cuenta de que se ha ido porque mis lágrimas se han secado y su frío ha dejado de congelarme el alma.
Y luego, cuando llega la mañana, lo único que permanece intacto es mi sentimiento, acompañado de este recuerdo y de esa necesidad tan profunda de querer precisamente lo que socaba mi tranquilidad, lo que es ahora mi debilidad; pero como cada día trae su afán, el sol le anuncia a mi corazón que es hora de dibujar una sonrisa en mi rosto para que no haya quien la eche de menos, pues quizás pueda ella acompañar los pesares de otros, quienes como yo le dejan a la noche la melancolía y maquillan sus días de alegría.
Pero ineludiblemente el tiempo pasa, y la noche vuelve a llegar, ésta vez parece preocuparse por mí y por mi silencio y se aleja tan rápido como llega, llevándose a su amigo y compañero de faena :el insomnio, y dejándome sumergida en un sueño profundo.
Pero no me preocupo porque sé que el tiempo pasa, y la noche inevitablemente cada día vuelve a llegar...

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